Hora 1
Comienza por los días del malestar, engarza los esfuerzos por sentirte bien, necesitas las dos manos, la izquierda que brota de tu mano derecha. En la yema de los dedos, el filo de la percepción, en el filo del ojo, el tacto doble de la ventana. El límite no es más que polvo que te mira desde la mente de los otros. Cuesta trabajo ver, tanto en la luz como en la sombra, por más que se repita la forma, el aire se la llevará mientras haya aire. Los libros se erosionaron en rostros, solo queda el reverso de una imagen, no importa cuantas veces la desdobles, la repetición flota, sin marco, en la habitación del cuerpo. No tiene caso hablar del dolor, aunque creas que lo hayas hecho, te darás cuenta que no fuiste tú, que fueron los otros –al otro lado del mundo– quienes reventaron por ti. Lo único que hiciste fue sostener la imagen de su miedo con los ojos, pequeñas cabezas del tamaño de la palma de tu mano.
Mientras todos duermen, haz del sol un hilo, imagínalo entrando por las ventanas de sus entrecejos, un collar luminosamente humano, hecho de todo lo desaparecido, aunque no puedas salvarlos y nadie pueda hacer algo por ti, en las noches más negras de tu vida secreta, no te olvides de ti. Levántate, vístete de espacio, descuélgalo de las paredes, camina con las cuentas en la mano y ve al punto de encuentro marcado con un listón negro. Siempre hay alguien ahí, despierto, que te ve morir y te ve renacer, en la última hora del día, que es también, la primera.
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Start with the days of unrest; link together efforts to feel good; you need both hands; your left hand springing from your right. At the tip of the fingers, the edge of perception; at the edge of the eye, the window’s double touch. The limit is nothing more than dust that looks at you from the minds of others. It’s difficult to see, both in light and in shadow; no matter how much the shape is repeated, the air will carry it away as long as there is air. The books have eroded into faces; only the back of an image remains; no matter how many times you unfold it, the repetition floats, unframed, in the room of the body. There is no point in talking about pain; even if you think you have done so, you will realize that it was not you, that it was the others—on the other side of the world—who burst open for you. All you did was hold the image of their fear with your eyes, little heads the size of the palm of your hand.
While everyone sleeps, make the sun into a thread, imagine it entering through the windows between their eyebrows, a luminously human necklace, made of everything that has disappeared, even if you cannot save them and no one can do anything for you; in the blackest nights of your secret life, do not forget yourself. Get up, dress in space, take it down from the walls, walk with the beads in your hand and go to the meeting point marked with a black ribbon. There is always someone there, awake, who sees you die and sees you reborn, in the last hour of the day—which is also the first hour of the day.
Hora 1: Mapeo de ventana / [Hour 1: Window mapping]
Ribbon, nails and wind, 2024
Doble vida / Double Life
Newsprint and black hemp thread, 2024
Listón de ojos / Eye Ribbon
Ribbon and newsprint, variable measurements, 2024
Collar de ojos. Interior / Eye Necklace. Interior
Crystal, metallic thread, and ribbon, 2024
Noticias tristes / Sad News
Acrylic drops, ribbon, and newsprint, 2024
Collar de ojos. Exterior / Eye Necklace. Exterior
Crystal, metallic thread, and ribbon, 2024
Polvo de ventana / Window Dust
Ribbon, dust, and newsprint, 2024
*Polvo de ventana /*Window Dust
Poster [Photographic Record]
500 copies
First edition, 2024
Thanks to
Lourdes López [sewing], Enrique Carlos [binding and printing], Sofía de la Mora [body activation], pura basura del sistema [sound ambient]. Agustín Arce [Photographic Record], Byron Davis [translation]. Héctor Renteria, Alma Saladin and Marco Rountree.
Photographs by Rubén Garay courtesy of guadalajara90210.